Hoy en la enseñanza está de moda la transversalidad, el mirar desde
diferentes lentes, desde distintos microscopios un mismo tema, y partiendo de
él, generar múltiples enseñanzas. De hecho la transversalidad se define cómo: “contenidos concebidos como ejes que atraviesan en
forma longitudinal y horizontal al currículo, de tal manera que en torno a
ellos se articulan los contenidos correspondientes a las diferentes
asignaturas”. Con la persona de José de Viera y Clavijo, desde nuestra óptica,
ha sucedido algo semejante, un hombre que va desde la ciencia hacia las letras,
y desde cualquier ciencia hacia el humanismo, hacia la ilustración, y en todas
ellas converge con la fe. Así, desde
José de Viera y Clavijo (Realejo Alto, 1731-Las Palmas de Gran Canaria, 1813),
hemos querido abordar esa intención de transversalidad en la figura de este
canario universal, al que se le ha dado siempre un espacio, el merecido, dentro
del ámbito científico, sin embargo en pocas ocasiones se le ha dado el carácter
relevante que merece, mirándolo desde la otra óptica, la del hombre ilustrado,
la del filósofo, y así ofrecerlo al alumnado en las aulas. Su faceta humanista
ha sido, a nuestro parecer, poco tratada, y aún más, en muchas ocasiones se la
ha desligado de la científica, siendo una tesis clara para nosotros el que
Viera es esa persona, ese ser, desde el que se pueden observar todos los
horizontes del saber, los del ámbito científico y los del espacio humanista.
Esta es la tesis que queremos ofrecer dentro de nuestro proyecto: “José de
Viera y Clavijo, un canario, que va más allá de las letras y las ciencias, y
que eleva su saber al conocimiento por el conocimiento”.
Este capítulo que abrimos es el comienzo de un trabajo de investigación que decidimos iniciar con Viera y Clavijo, y que tendrá continuidad con otra serie de autores, convirtiéndose en una enciclopedia digital canaria, en la que quedarán plasmados humanistas-investigadores de diversos momentos de la historia de nuestro Archipiélago.
Desde Viera y Clavijo
Viera y Clavijo, fue un sacerdote católico, historiador, biólogo y
escritor español, reconocido como el máximo exponente de la Ilustración
canaria. Sin embargo, aunque considerado como ilustrado, ha sido poco estudiado
como filósofo o pensador. Cuando ofrecemos una mirada a lo que conocemos sobre
este ilustre realejero del siglo XVIII, el saber nos suele llevar hasta la
considerada su obra cumbre, Noticias de la
historia general de las islas de Canarias,
texto que trata de geografía, antropología, historia, política, etcétera. Nota
relevante es que la obra no apareció completa hasta después de once años. “Desde
el punto de vista biológico utilizó sus conocimientos de química e historia
natural, aplicados al estudio de las particularidades zoológicas, botánicas y
mineralógicas de las islas. Fruto de aquéllos escribió el Diccionario de Historia Natural
o Índice Alfabético Descriptivo de sus tres
reinos Animal, Vegetal y Mineral (1799-1810),
el Catálogo de plantas indígenas de Canarias
(1808) (Biología en Internet: “Los biólogos españoles”). Sí, de Viera y Clavijo siempre se nos ha aportado que es un ilustrado,
lo que nos ha llevado a reflexionar en todo momento sobre el valor que han
tenido sus investigaciones, su cercanía a la botánica, minerales, y múltiples
espacios del campo natural; sin embargo, en pocas ocasiones se nos ha enseñado
la figura de este tinerfeño, como lo que también fue: pensador, filósofo,
escritor, e incluso un presbítero enamorado de la figura de Dios y Cristo en
sus días, en su siglo XVIII.
Parándonos en esta reflexión, justo en este punto, hemos de destacar
que hemos de rendirnos a que uno de los motivos del desconocimiento de Viera
Filósofo, quizás se deba al aún arduo trabajo que se promete en la recuperación
de la obra del ilustre realejero. Sí, es cierto que por una desconocida razón
se ha abordado ante todo en repetidas ocasiones el difundir su obra, pero en
especial la vinculada al orbe de la ciencia y no de las letras. Quizás por ello
hay un espacio oscuro de Viera que hemos desconocido y que abre nuevas puertas
al enorme mundo del conocimiento, un conocimiento que hoy es una puerta abierta
a hacer converger las ciencias y las letras. En este sentido, es interesante
apuntar un hecho destacable en su investigación más cercana a los ilustrados,
al saber filosófico, que, sorprendentemente, también le vincula al mundo
antropológico. Lo encontramos en un reportaje que sobre el Viera filósofo
dedica la revista “Bienmesabe.org” en su número 623, dentro del artículo
firmado por Fernando Herrera, recogiendo éste a su vez una importantísima
anotación del inolvidable historiador Alejandro Cioranescu: “A manera de
presentación general, no es descabellado decir que Viera y Clavijo es un
pensador ilustrado occidental. No obstante, caben matices: la amplitud de su
concepción de lo humano no sería sin más asimilable a la Europa ilustrada del
siglo XVIII, por lo general imbuida de pretensiones coloniales. Si atendemos a
la excelente interpretación que acomete Alejandro Cioranescu en su magistral
ensayo Viera y Clavijo y la filosofía de la historia, comprobaremos que lo
fundamental en Viera es su consideración de la humanidad del hombre canario, el
extranjero en su momento, el Otro que es alteridad de una Europa secularmente
impregnada de la peor ideología colonial. La diferencia está allí: la
opción del ‘ilustrado canario’ se posiciona desde el reconocimiento total de la
humanidad del aborigen”.
“De Bayle le queda a Viera,… su afán de comprenderlo todo y de buscar el nexo lógico de todos los acontecimientos y de todos los hechos naturales”
En esta
misma vertiente que se quiere analizar sobre el Viera filósofo nuevamente
Cioranescu lo define perfectamente: “De Bayle le queda a Viera su falta
de confianza para con lo que dice y piensa la gente, su necesidad de
convencerse por sus propios medios, su afán de comprenderlo todo y de buscar el
nexo lógico de todos los acontecimientos y de todos los hechos naturales. De
Feijoo deriva la instauración y la coronación de la razón como único criterio
de verdad... Todo debe ser transparente a la razón y nada debe aceptarse antes
de haber sufrido esta prueba del fuego; por consiguiente, todo cuanto se
considera cierto puede no serlo y debe volver a verificarse, antes de poderse
admitir. Esta alianza de Montaigne con Descartes, este escepticismo frente a
las verdades adquiridas íntimamente mezclado con la fe ciega en las verdades
personalmente comprobadas por el método silogístico, son la principal
característica de Viera”. Aquí tenemos al
Viera universal, el Viera que se adentra en la lectura de los grandes pensadores
universales de su momento. Ese viaje hacia el gusto por los pensadores
universales quizás le vino –fue encontrado por el Ilustre Realejero- a Viera en
su estancia en San Cristóbal de La Laguna, donde pudo dar comienzo, así fue, en
su contacto con las inmensas bibliotecas de las distintas familias significadas
socialmente en ese entonces en la ciudad de Aguere. “En
1756 se traslada con su familia a la ciudad de La Laguna. Es acogido en las
mejores casas de la capital como la de don Tomás de Nava Grimón, marqués de
Villanueva del Prado, donde comparte tertulia con don Cristóbal del Hoyo
Solórzano, don Fernando de la Guerra, don Lope de la Guerra y don Juan Antonio
de Urtusáustegui. Como resultado de las tertulias recopiló 50 números de una
especie de gaceta confidencial titulada Papel hebdomadario, que no se conserva
y que algunos consideran el primer periódico de Canarias. El acceso a la
excepcional biblioteca del marqués le permitió leer a los grandes clásicos
franceses y a los filósofos y moralistas como el marqués d'Argens, Fontenelle,
Voltaire, Montesquieu y Rousseau. En 1763 comienza a escribir su Historia de
Canarias”.
Nuestro Viera se codeó con
Antonio José de Cavanilles (el más eminente de los botánicos españoles)
Nuestro
Viera se codeó con lo más granado de la intelectualidad española: Melchor
Gaspar de Jovellanos, Juan Meléndez Valdés, Antonio José de Cavanilles (el más
eminente de los botánicos españoles), etc. “En 1770 le ofrecen
trasladarse a Madrid como ayo del joven marqués del Viso, hijo único de don
José Joaquín de Silva Bazán Meneses y Sarmiento, marqués de Santa Cruz de
Mudela. En casa de este culto aristócrata, director de la Real Academia
Española, recibe un trato afectuoso. Viera retrata la vida cortesana de forma
similar a la del Goya desengañado. En 1772 publica el primer tomo de la
Historia de Canarias y el segundo un año más tarde. Posiblemente el marqués
contribuyó al pago de los gastos de impresión. En 1777 pasó a socio
supernumerario de la Academia de Historia, a propuesta de su director
Campomanes. Fue colega de Jovellanos como censor y como académico, padrino de
Meléndez Valdés y amigo entrañable del ilustre botánico Cavanilles”.
Pero su
aperturismo en busca del crecer en la sabiduría y el conocimiento a este
científico-filósofo canario lo llevan hasta la vieja Europa: “Acompañando
al marqués del Viso viaja por Europa y aprovecha la estancia en París de casi
un año para seguir conferencias y cursillos científicos. Asistió a la recepción
de Voltaire en la Academia, conoció a Condorcet y a d'Alembert. Tras esta
estancia parisina se renovó su interés por las ciencias a las que ofreció una
intensa dedicación. En 1779 fallece el joven y delicado marqués sin
descendencia. En 1780 acompaña al marqués de Santa Cruz en un viaje en el que
visitaron París, Turín, Roma, Nápoles, Venecia y Viena. Tras la boda del
anciano marqués visitan Alemania y los Países Bajos. En Roma obtiene documentos
importantes para su Historia y una licencia para leer libros prohibidos”.
0 comentarios :
Publicar un comentario